Construida originariamente como un anexo más de la iglesia local para pasar a ser más tarde un telar y escuela de chicas, en los ochenta se comenzó a emplear como biblioteca con unos pocos fondos. Tras la muerte de su principal responsable se mantuvo cerrada durante años hasta que en 2008 la Hincadera pasó a ocuparse de su gestión.

Desde entonces donaciones de decenas de particulares y la biblioteca Provincial de Guadalajara han hecho posible que se alcance la cifra de 4000 ejemplares, siendo necesaria la apertura de un segundo archivo.

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